El trilema de la escalabilidad sostiene que los sistemas blockchain encuentran dificultades para equilibrar tres pilares: seguridad, descentralización y escalabilidad. Tradicionalmente, cadenas monolíticas como el primer Ethereum intentaron optimizar los tres aspectos a la vez. A medida que aumentaba su uso, se evidenció que incrementar el rendimiento mediante mejoras de hardware u optimizaciones de nodos solía perjudicar la descentralización. Los nodos completos se volvían más exigentes, disminuyendo el número de participantes capaces de operarlos, lo que erosionaba el nivel de confianza de la red. Además, un mayor rendimiento generaba frecuentemente concesiones en materia de seguridad. Ante el boom de la demanda, surgieron nuevas soluciones de capa 2 para descargar el procesamiento y confiar en las capas base para la garantía de confianza y la finalidad.
Algunas cadenas de alta velocidad mantienen arquitecturas monolíticas, aunque normalmente requieren hardware específico o asumen ciertos grados de centralización para sostener su rendimiento. En cambio, los enfoques modulares separan deliberadamente las tareas en capas, de modo que cada una puede escalar por sí misma sin comprometer las garantías del sistema base. Para 2025, la prevalencia de marcos modulares refleja la aceptación general de que la simple escalabilidad vertical no es suficiente para lograr sistemas blockchain sostenibles, descentralizados y seguros a largo plazo. Este cambio de paradigma abre además la puerta a una economía más predecible, infraestructuras accesibles y mayor capacidad de adaptación en distintos ámbitos de aplicación.
En las cadenas monolíticas, la ejecución, el consenso y la disponibilidad de datos se integran en una única capa. Todos los nodos deben ejecutar todas las tareas, lo que implica una responsabilidad uniforme pero restringe la escalabilidad horizontal. Por el contrario, la arquitectura modular separa estas funciones: la ejecución se realiza fuera de la cadena (rollups), el consenso se encuentra en una capa de liquidación como Ethereum y la disponibilidad de datos la proporcionan capas DA especializadas, como Celestia o EigenDA. Esta división permite que los entornos de ejecución optimicen el rendimiento de forma independiente, mientras las capas de base conservan la seguridad y las DA gestionan los datos a gran escala.
Gracias a esta separación, una aplicación puede personalizar las comisiones, el tiempo de bloque, el modelo de gas, el entorno de máquina virtual e incluso la lógica de gobernanza, sin afectar al sistema de liquidación base. La partición también diversifica el riesgo, evitando que fallos en módulos de ejecución comprometan la base de consenso compartida. Los resultados en 2025 lo confirman: existen más de 120 proyectos de rollup en funcionamiento sobre Ethereum y proveedores DA, lo que supone una multiplicación por siete respecto al año anterior en proyectos de arquitectura rollup.
Los rollups han materializado la arquitectura modular. Los rollups optimistas asumen que los lotes de transacciones enviados son válidos y permiten la presentación de pruebas de fraude en una ventana temporal si se detectan transiciones de estado incorrectas. Los rollups de conocimiento cero verifican criptográficamente cada lote antes de publicarlo en la capa base, aportando mayor rapidez en la finalidad y garantías más fuertes, aunque requieren infraestructuras de computación más complejas.
En 2025, ambos enfoques han madurado en marcos como OP Stack (optimista) y zkSync Hyperchains (ZK), mientras plataformas emergentes como Polygon CDK ya soportan ambos modelos.
El avance de estas soluciones es palpable: los últimos ensayos académicos muestran que los rollups ZK alcanzan hasta 71 transacciones por segundo en pruebas de swaps DeFi, frente a unas 12 TPS en la red principal de Ethereum. Por su parte, los rollups optimistas han logrado reducir los costes a menos de un céntimo tras la actualización Dencun de Ethereum y la adopción de blobs de calldata (Proto‑Danksharding), disminuyendo las comisiones aproximadamente un 96 por ciento y, en algunos casos, abaratando las transacciones en rollups en varios órdenes de magnitud.
El modelo Rollup‑as‑a‑Service hace referencia a plataformas de infraestructura gestionada que permiten a los equipos desplegar, configurar y operar su propio rollup de forma ágil, sin requerir conocimientos avanzados sobre protocolos de consenso, capas DA o pruebas criptográficas. Estas plataformas proporcionan herramientas modulares, paneles de control, interfaces sin necesidad de código, despliegue estandarizado de nodos, monitorización, control de actualizaciones, módulos de gobernanza y secuenciadores escalables, simplificando al máximo la operativa. Se compara con el “momento AWS” en infraestructura blockchain, al permitir lanzamientos de rollups de nivel producción en minutos en lugar de meses.
Las plataformas RaaS suelen adoptar modelos de pago por uso o de suscripción. Los proyectos abonan tarifas según el consumo, el rendimiento de la cadena o el nivel de despliegue, evitando inversiones fijas en hardware. Los proveedores maximizan la eficiencia alojando múltiples rollups sobre infraestructura compartida, lo que reduce el coste unitario. Los acuerdos de nivel de servicio para empresas, auditorías de seguridad, paneles de monitorización y soporte técnico distinguen a RaaS respecto a los rollups desarrollados internamente. En 2025 este modelo es una realidad consolidada, con numerosos proveedores que permiten una personalización total, como elección del token de gas, arquitecturas de secuenciador y capas de datos opcionales, manteniendo tiempos de despliegue medidos en minutos.
En 2025, el ecosistema blockchain demuestra que la velocidad de salida al mercado es fundamental. Plataformas RaaS como Caldera, Conduit, Instanodes, Zeeve, Alchemy y AltLayer habitualmente ofrecen despliegues con un solo clic o en menos de 30 minutos, permitiendo a los equipos centrarse en el desarrollo de las dApps en vez de diseñar arquitecturas de cadena propias. La combinación de actualizaciones de Ethereum como Pectra y Proto‑Danksharding (EIP‑4844) ha hecho caer drásticamente el coste de publicar calldata, hasta el punto de que las comisiones de los rollups son mínimas respecto a años anteriores. Estas mejoras favorecen directamente la eficiencia de los rollups basados en RaaS, que pueden ofrecer comisiones inferiores a un céntimo por transacción y soportar altos niveles de rendimiento.
RaaS impulsa además la adopción en múltiples sectores. El gaming, DeFi, los NFT y los flujos de datos empresariales se benefician de una infraestructura capaz de gestionar cientos o miles de TPS con baja latencia y costes predecibles. El valor total bloqueado en rollups alcanzó los 51.500 millones de dólares a finales de 2024, lo que supone un incremento del 205 por ciento en tan solo un año, subrayando la gran demanda por soluciones de escalabilidad modular y servicios llave en mano. Ahora, equipos reducidos pueden desplegar cadenas antes reservadas a grandes organizaciones y las empresas pueden lanzar rollups privados o regulados bajo arquitecturas RaaS con gobernanza modular y capacidad de actualización.
En definitiva, Rollup‑as‑a‑Service es esencial en 2025 porque transforma el despliegue de rollups: del desarrollo personalizado a operaciones ágiles en la nube. El resultado es una integración más rápida, menores costes, mayor personalización y una adopción más amplia tanto en contextos nativos web3 como empresariales.